En 2024, Brasil y México reafirmaron su papel como las principales potencias económicas de América Latina y el Caribe en términos de PIB nominal. Con cifras cercanas a los 2,17 billones de USD, Brasil mantuvo su posición de liderazgo; mientras que México se ubicó como segunda economía regional con aproximadamente 1,85 billones de USD. Argentina se mantuvo en tercer lugar, con un PIB cercano a los 600 mil millones de USD, conforme a estimaciones previas que ya lo posicionaban alrededor de esa cifra.
Este liderazgo contrastó con un entorno de crecimiento moderado para la región. El Banco Mundial redujo en abril de 2025 su pronóstico del crecimiento económico regional para 2025, de 2,5 % a 2,1 %, citando incertidumbres globales, como una desaceleración en China y retrasos en recortes de tasas en economías avanzadas. En ese contexto, el crecimiento esperado para Brasil y México también se revisó a la baja: a 1,8 % y 0 %, respectivamente. Argentina, por su parte, fue la excepción, con un repunte de crecimiento proyectado al 5,5 % tras un acuerdo con el FMI.
Meses después, en el segundo trimestre de 2025, Brasil mostró una desaceleración económica. Su PIB creció solo un 0,4 % en comparación con el trimestre anterior (aquella cifra fue de 1,3 % en el trimestre precedente), aunque superó expectativas. El crecimiento anual fue del 2,2 %, alineado con estimaciones de mercado. Esta pausa se atribuyó principalmente a una caída en la inversión y el consumo público, mientras que los sectores de servicios y extracción sostuvieron el dinamismo.
Aun en medio de estos desafíos, América Latina recibió en 2024 alrededor de 189 mil millones de USD en inversión extranjera directa (IED), lo que representó un aumento del 7,1 % respecto al año anterior. Este flujo significó el 2,8 % del PIB regional, con Brasil y México como principales beneficiarios. Sin embargo, el nivel de IED sigue por debajo de los promedios de la década anterior, reflejando la persistencia de incertidumbres geopolíticas y comerciales.
Aunque Brasil y México consolidaron su posición como las dos mayores economías latinoamericanas en valor nominal del PIB en 2024, la región enfrenta desafíos estructurales para consolidar su crecimiento. Los pronósticos revisados a la baja y menores tasas de crecimiento proyectadas advierten la urgente necesidad de reformas, inversión en productividad y políticas económicas más sólidas para impulsar el desarrollo sostenible regional.
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